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Historia del Tabaco y Cronologia

Tema en 'Biblioteca y Archivo' comenzado por Ivan Duron, 27 de Julio de 2009.

  1. COHIBA

    COHIBA Salomón

    Mensajes:
    587
    RE: Un Poco de Historia

    Herbe,puedes poner el link de la información.
    Gracias y saludos.
     
  2. COHIBA

    COHIBA Salomón

    Mensajes:
    587
    RE: Un Poco de Historia

    Yo tengo esta otra...

    La historia del tabaco ofrece uno de los procesos transculturativos más interesantes. El genial creador del término y maestro de su análisis, Fernando Ortiz, aseguraba que lo extraordinario del proceso estaba dado por la "rapidez y extensión con que se propagaron los usos de aquella planta, apenas fue conocida por los descubridores de América, por las grandes oposiciones que se presentaron y vencieron, y por el radicalísimo cambio que el tabaco experimentó en toda su significación social al pasar de las culturas del Nuevo Mundo a las del Mundo Viejo" (Ortiz:211).

    En el propio siglo de la conquista ya recoge el padre Las Casas en su Historia General de las Indias la siguiente nota: "Españoles cognoscí en esta isla Española que los acostumbraron á tomar, que siendo reprendidos por ello diciéndoseles que aquello era vicio, respondían que no era en su mano dejarlos de tomar" (Diario de Navegación:85).

    Esto contribuyó a que se dijera que en la naturaleza y uso del tabaco había mucho de diabólico. El tabaco, según un historiador (y lo reafirma Ortiz en 1940) se "regó por el mundo como la pólvora". Como si la planta "fuera una pólvora de los infiernos que se inflama con el fuego pero que desflagra silenciosamente en los cráneos para mover a los espíritus" (Ortiz:211).

    La migración de la planta tabaco se debe, fundamentalmente, a dos factores indisolublemente ligados, al decir de Ortiz: el factor natural y el factor social. Los factores naturales "que originaron el aprovechamiento del tabaco por el hombre fueron las peculiares condiciones fisioquímicas de la planta y sus efectos fisiológicos en el organismo humano. Si el hombre comenzó y se habituó a utilizar el tabaco no fue por razón de alimento ni de economía, sino por la experiencia en sí de ciertos influjos producidos por la acción externa de dicha planta. Esos efectos fueron diversos y se pueden reducir a dos: al placer sensual y a la defensa terapéutica. El tabaco gustaba a los sentidos y aliviaba las tensiones psíquicas. Además, el tabaco curaba males reales o imaginarios. Esos simples factores naturales bastan para explicar el uso del tabaco en cualquier pueblo, así primitivo como civilizado" (Ortiz:212).

    En cuanto a los factores sociales, el tabaco, continua Ortiz, "no solamente satisfacía ciertas apetencias individuales del indio, sino también las de su grupo humano. En el pueblo indio el tabaco formaba parte integrante de su mitología, de su magia, de su medicina, de sus ceremonias tribales, de su política, de sus guerras, de su agricultura, de su pesca, de sus estímulos colectivos, de sus costumbres públicas y privadas... (sic) El uso del tabaco o el manejo de su potencia no era superstición ni herejía, sino una institución religiosa, ortodoxa e inveterada. Los ritos del tabaco eran actos sociales y forzados, en cuya realización, singular o colectiva, estaba interesado todo el grupo humano, el cual exigía su práctica en las ocasiones señaladas por la conciencia tribal y con las formas precisas y sacras fijadas por la tradición." Y concluye: "Por ser una institución social, entre los indios el tabaco se enlazaba también con la vida económica. Como el canto o el baile, el tabaco entre ellos era parte de los ritos sacrosociales que intervenían en la realización de las más importantes actividades económicas, como la comida, la caza, la agricultura, el tejido de una red o el labrado de una canoa; pero el tabaco por sí no era un fenómeno sustancialmente económico" :)213).

    El sentido de lo sobrenatural mediaba en la relación sociológica entre el indio y el tabaco. Por eso los conquistadores castellanos, que eran cristianos, al ver el carácter sacro con que lo utilizaban los aborígenes, formularon el concepto de su diabolismo. En sus estudios sobre demoniología, Ortiz precisa el hecho: "Al presenciar los clérigos católicos los para ellos extravagantes ritos de los behiques indios, en los cuales se hacía gran uso del tabaco, pensaron que siendo éste cosa religiosa pero no ortodoxa, todo lo que de sacro se le atribuyera obra seria con gran seguridad de la malicia de Lucifer" (Ortiz:214).

    Si bien para los castellanos y luego demás invasores de las Indias Occidentales el tabaco era brujería, no fue obstáculo para que ellos lo bautizaran. Primeramente fue temido, tabuado, mirado como "cosa salvaje" y "cosa de los demonios". Ello explica que el tabaco fuera utilizado, entre los nuevos habitantes del Nuevo Mundo, primeramente por aquellos de menor rango social. Por el ilustre médico y naturalista sevillano del siglo XVI Monardes, en su famoso tratado de medicina, conocemos que "no solo ocurrió así en las Indias sino entre los numerosos negros que por el siglo XVI habitaban en Sevilla (...) se habituaron tanto a la planta que con ella se emborrachaban e incapacitaban para el trabajo, por lo cual los amos les quemaban las hojas y matas de tabaco que les encontraban y los negros lo sembraban de nuevo en los lugares desiertos y más inaccesibles" (Ortiz:219).

    El tabaco tuvo además su primera acogida entre los hombres de mar. Catalogado como cosa de rufianes y perdonavidas. Fue tenido en principio por cosa vil y baja y cosa de esclavos y bebedores de tabernas y de gente de poca consideración. Marinos, soldados y viajeros, en su regreso a Europa, llevaban la nueva americana.

    La introducción de la solanácea en España, país que fue el primero en conocerla, corresponde a los hombres que acompañaron a Colón en sus viajes. Según Muñiz anota en su libro, "a mediados del siglo XVI dicha planta era objeto de cultivo en diversos jardines botánicos de España, Francia y Holanda, donde, al principio, fue considerada como altamente medicinal, algo así como una prodigiosa panacea para la cura de innumerables dolencias. Más, aparte de esto, existen datos comprobatorios de que numerosas personas habían aprendido a disfrutar del placer de fumar, forma esta en que durante aquellos primeros tiempos más se generalizó su uso entre los pueblos del Viejo Mundo" (Muñiz:8).

    Con mucho fundamento se afirma que el almirante inglés Francis Drake lo introdujo en Inglaterra. En Francia lo dio a conocer André Thevet al volver del Brasil, popularizándolo luego el embajador francés Jean Nicot, quien había conocido dicha planta en Portugal. Del interés despertado por la planta en pleno siglo XVI es prueba la gran cantidad de autores que la monografiaron en libros y acápites de libros. Ya Muñiz lo recoge en su obra.

    En la Relación acerca de las antigüedades de los indios del fraile gerónimo Ramón Pané (terminada de redactar hacia 1498 e insertada y publicada por primera vez en Alcalá de Henares 1518, en la obra de Pedro Mártyr Décadas del Nuevo Mundo), se habla, por primera vez, del uso del tabaco en las prácticas religiosas de dichos indios. Trataron extensamente sobre el tabaco Fernando de Oviedo en su Historia general de las Indias publicada en Sevilla 1535, y el francés André Thevet en su Les Singularitez de la France Antartique, Antwerp, 1558, reproduciéndose en ambos libros grabados alusivos al tabaco y sus usos.

    En 1554 Rembet Dodoens, en su libro Sruvboeck, publicado en Antwerp, muestra por primera vez un grabado reproduciendo la variedad Nicotiana rústica. Pietro Andrea Mattioli en su New Kreuterbuch, Praga 1563, inserta su grabado de la planta del tabaco y hace referencia también a la misma. Girolamo Benzomi, autor de la Historia del Mondo Nuovo (Venecia, 1565), describe el tabaco y el modo como lo usaban los indoamericanos para la cura de sus dolencias.

    En la década del 70 se publican cinco libros que informan sobre la planta tabaco. En París, en 1570 Jean Liebault y Charles Esfienne publicaron L' Agriculture el Maison Rustique, en cuyo libro se refiere cómo el embajador Jean Nicot conoció el tabaco en Lisboa, Portugal, llevándolo luego a Francia. Fierre Pena y Matthias de Lobel, en su obra Stirpium Adversaria Nova (Londres, 1570-1571), hablan extensamente del tabaco, reproduciendo el primer grabado conocido de la variedad Nicotiana Tabacum, que es la cultivada en Cuba, y la cabeza de un indio fumando un tabaco de forma cónica. Fernando Colón, hijo del Gran Almirante, en su Historie... D. Christoforo Colombo, publicado en Venecia en 1571, ofrece noticias sobre el tabaco y copia el escrito de Ramón Pané.

    En este mismo año el sevillano Nicolás Monardes "dedicó en una de sus más conocidas obras un extenso relato al tabaco, en que narra la manera en que cómo los indoamericanos cultivaban y empleaban la planta de referencia, a la que dicho autor no vaciló en atribuirle virtudes extraordinarias, ofreciendo en su relato una larga lista de las dolencias que el tabaco podía aliviar y aun curar por completo (...) el libro del doctor Monardes no tardó en ser traducido a los idiomas inglés, francés e italiano, y su lectura, en extremo curiosa y plena de interés, sirvió innegablemente para atraer la atención de los hombres de ciencias sobre la susodicha planta y, además, de base para otras obras referentes a la misma publicadas por aquellos días, aun en posterior época" (Muñiz:9).

    Un año después (en 1572), el francés Jacques Gohory publicó en París un libro "considerado como el primero dedicado de modo exclusivo al tabaco o petum que era como se denominaba entonces a esa planta en Francia, nombre con que la misma era conocida entre los aborígenes del Brasil, país de donde, como antes dijimos, la había traído el monje Thevet" (Muñiz:10). Lo expuesto da pruebas del interés que en Europa se tenía por la nueva planta. Se indagaba sus orígenes, propiedades y sus múltiples usos. Sin embargo, no se menciona el cosechado en Cuba. Sí se conocía el de Varinas (fundamentalmente), Orinoco y Santo Domingo. Como asegura Muñiz, "el nuestro no era conocido, o por lo menos no disfrutaba de tanto renombre como los citados" :)10).

    Sobre la rápida propagación y selección del tabaco americano es prueba, al decir de Ortiz, "el hecho de que ya en 1535 ellos (los conquistadores) habían sabido distinguir entre las condiciones del tabaco usual en las Antillas y cierta otra especie hallada en el continente americano. En 1535 ya en las Antillas se comienza ostensiblemente la selección botánica de los tabacos; tiene la primera escogida de la historia, trayendo de Yucatán la especie Nicotiana tabacum (...), la de la florecilla roja y de corola gamopétala y de cinco puntas como una estrella, prefiriéndola a la que aquí en Cuba era corriente, la Nicotiana rústica, de menor tamaño, de más fuerte tósigo y amargor, con flores de bordes ondulados y de color amarillo verdoso. Esto comprueba, ciertamente, cuan pronto los europeos en Indias se dieron cuenta de los hechizos del tabaco y de cuan necesario era con él siempre escoger y rezagar" (Ortiz:409).

    Pero si la propagación del tabaco fue rápida en las colonias americanas, no fue hasta bien entrado el siglo XVI que comienza la colonización económica de América. Y para aquella fecha Cuba era una especie de trampolín o escala para llegar a las Américas, en las que -se presumía- abundaban los metales preciosos. Como anotara el eminente historiador cubano Fernando Portuondo: "Cuba, desde 1517 en adelante, será cada vez más, bajo el gobierno de los Habsburgo, una mera estación de tránsito entre las colonias del continente y la metrópolis" :)82).

    Ya en las postrimerías del siglo XVI el tabaco adquiere categoría económica en el comercio internacional, y La Habana, con los fuertes del Morro y La Punta, se convierte en una plaza fuerte: "Peñón de América, según la acertada imagen del historiador Rene Lufriu" (Portuondo:126). Es la época de los corsarios y piratas, de franceses, ingleses y holandeses, es la época de Francis Drake.

    A estas alturas "ya se explotaba y era rebuscado el tabaco en Cuba. En sus puertos (...) se obtenía el apetecido tabaco indígena por los corsarios y contrabandistas de acuerdo con sus pobladores, descontentos unos y otros con los monopolios de España. Fue grande el comercio clandestino. El puerto de La Habana llegó a ser el centro de difusión del tabaco indiano, por la circunstancia de ser en la rada habanera donde se juntaban las naos españolas, con sus tripulantes hampones y sus pasajeros adinerados, para su tornaviaje a las arenas del Guadalquivir. Muy importante fue La Habana durante siglos como centro de todas las flotas españolas de Cartagena, Nombre de Dios, Portobelo, Veracruz, Campeche y Santo Domingo, las cuales se reunían en su bahía, grande, defendida de huracanes y de piratas, y situada en la boca del canal de Bahamas que era la vía de retorno forzada por las corrientes y los vientos; y de aquí zarpaban aquellas flotas en conserva y al amparo de las armadas para regresar a Sevilla" (Ortiz:409-410).

    Para esa época ya era negocio en La Habana la venta del tabaco al público. Entonces existía un comercio interamericano de la planta en el cual "los intereses metropolitanos van interviniendo también, con privilegios y restricciones" (Ortiz:411).

    En Europa, mientras tanto, aparece una nueva forma de consumir el tabaco. El "rapé se esfuerza por suplantar al torcido y a la pipa. Poco a poco va consiguiéndolo. Algunos fuman una especie de cigarrillos elaborados con fragmentos de hojas secas de tabaco y envueltos con la espala que protege la mazorca de maíz, imitando a los mexicanos que así acostumbraban disfrutar de la olorosa solanácea. Esa novel moda, la del rapé, deja sentir sus efectos en Cuba, y aunque en nuestra Isla jamás logró franco éxito primando en todos los tiempos el uso del torcido, los cosecheros se dieron a buscar tierras adecuadas para un tipo de rama gruesa, de mucho cuerpo, propia para ser molida y reducida a polvo, comprobando pronto que la procedente de las vegas del valle de los Guiñes, bañadas por el Mayabeque, llenaban los requisitos exigidos para el indicado fin" (Muñiz:l6).

    Al empezar el siglo XVII ya el comercio del tabaco constituye una fuente de ingreso para buena parte de la población cubana. "El nombre de Cuba va siendo favorablemente conocido entre los aficionados al tabaco en todo el mundo. Todavía no es mencionado el habano, pero ya se habla de La Habana como del lugar de donde procede el mejor tabaco conocido" (Muñiz:l6). En las embarcaciones que zarpaban de los puertos de La Habana, Santiago de Cuba y otros puertos cubanos hacia Sevilla, se exportaba gran cantidad de tabaco en rama, "utilizándose para ello envases muy semejantes a los que todavía hoy se emplean, o sea los típicos tercios construidos con yaguas por ser este material no solamente más barato sino asimismo el que más a mano tenían los cosecheros" (Muñiz:23).

    Las prohibiciones del comercio del tabaco con los enemigos de la corona (en particular las del Real decreto de Felipe III de 1614), so pena de muerte y pérdida total de sus bienes a "los vecinos de las islas de Barlovento, Tierra Firme, y otras partes donde se siembra y coge tabaco", deduce "cuan extendido se encontraba el contrabando del tabaco, ya que para tratar de evitarlo precisaba la aplicación de tan severísimas penalidades" (Muñiz:l9). El Monarca español, sabedor del contrabando que existía y de los pingües beneficios del comercio del tabaco, ordenaba fuese a Sevilla todo el tabaco procedente de sus dominios del Nuevo Mundo. Eran los antecedentes del estanco colonial que nacerá dentro de una centuria. Sin embargo, no fue España sino Francia la primera nación que impuso tributos fiscales al tabaco (Muñiz:l9).

    A pesar de las restricciones, demasiada agua separaba a España de sus colonias, de modo que el control Real no era efectivo. El contrabando continuó exportando sus hojas por todo el mundo. "Autoridades y contrabandistas actuaban de acuerdo y el tabaco de Cuba proseguía ininterrumpidamente saliendo rumbo a las Islas Británicas, a la América del Norte, a Portugal, a Holanda, a Francia, a los dominios hispanos del Nuevo Mundo y hasta en Canarias el tráfico ilícito disponía de activos agentes que se encargaban de distribuir el producto cubano por el mundo entero, incluso la misma España (Muñiz:26).

    Al comenzar el siglo XVII, en Inglaterra ya no bastaban las farmacias para vender el tabaco. De modo que "se establecieron tiendas especiales para su negocio. En ellas se vendía la yerba y los adminículos para fumarla, y allí se juntaban los aficionados para tertuliar entregados sin estorbo a su vicio (...) En aquella época el tabaco hacía 'furor' en Inglaterra. Se creó la voz tobaccanalia. Tomar tabaco era un signo de la más alta distinción social. El uso habitual del tabaco daba rango y prestigio. Aun hoy se puede observar en las costumbres corrientes esos efectos psicosociales del tabaco en los fumadores noveles" (Ortiz:417).

    Entonces hubo en Londres "maestros de fumar" al igual que maestros de bailes. Similar hecho ocurrió en Alemania. Fue tal el boom del nuevo placer que fue objeto de la literatura satírica inglesa. A esos satíricos ingleses debemos "las primeras menciones de la fuma del tabaco en Cuba. Tan cierta era esta forma que ya se conocía como cubana cierta moda o manera elegante de fumar" (Ortiz:418).

    En otro orden, la planta solanácea no paraba su migración. Fueron los portugueses uno de sus más importantes vulgadores. Fueron estos los que desde el Brasil llevaron "las pipas de tabaco a Europa, antes que los ingleses las conocieran de sus indios norteamericanos. Fueron ellos los que enseñaron esa manera de fumar a los negros africanos de Guinea, Congo, Angola y Mozambique durante sus correrías de tratantes de esclavos, y a los pueblos asiáticos en sus navegaciones y factorías de las Indias Orientales; también fueron los portugueses los que propagaron el tabaco y las pipas por Persia, Arabia y Turquía". (Qrtiz:422). Otros autores aseguran que del Asia Meridional la tomaron los Mongoles y estos a su vez la llevaron a los Siberianos, quienes se las dieron a conocer a los esquimales del extremo helado de la América norteña. Trayectoria geográfica del tabaco tan larga como su historia.

    En las colonias inglesas de Norteamérica (Nueva Inglaterra) se inició un nuevo acápite de esta historia. Los "primeros pobladores británicos comenzaron inmediatamente a partir de su arribo a cultivar tabaco, a semejanza de los indios que habitaban ese territorio, ocupando con él vastas zonas, al extremo de que hasta en las calles de Jamestown, Virginia, se sembraba la codiciada planta, que al principio era toda de la variedad conocida por Nicotiana rústica, mas pronto empezaron a importar semillas de Cuba, con lo cual mejoraron notablemente las cosechas, logrando a veces introducir su rama en los mercados extranjeros como si esta procediera de las vegas de nuestra Isla, dándose además el caso, frecuentemente repetido, de que cuando, años más adelante, la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, no podía dar cumplimiento a las demandas de sus clientes por escasear la rama cubana, no vacilaba en mezclarla con la que adquiría en Virginia y Maryland. Véase, pues, cuan de antaño datan las suplantaciones y falsificaciones del tabaco cubano". (Muñiz:26). Ya a fines del siglo XVII, el tabaco de Cuba tiene que competir no sólo con el de los demás países de la gran colonia hispana, sino también con los de Virginia y Bermudas, y aun con los de ciertos países de Europa.

    Luego de 1648 y terminada la guerra de treinta años que "ensangrentara a los pueblos de Europa", la Habana "es ya el gran centro productor y embarcador de tabaco, no tan sólo a España, sino a todo su imperio indiano, a México, a Costa Rica y a los países del Pacífico" (Ortiz:431). Se abre el famoso período de la historia cubana conocido por las persecuciones y riñas entre hacendados y vegueros. La aparición de la vega de tabaco fue "la entrada de un nuevo personaje en el teatro de la economía agraria de Cuba, que convertía el tradicional soliloquio del hacendado ganadero en un diálogo polémico" (Ortiz:431). El historiador José Rivero Muñiz hace un exhaustivo e inigualable estudio de este proceso en su libro. Es la antípoda entre la producción extensiva, la producción intensiva y la tenencia de la tierra. Es este fenómeno, al decir de Ortiz, "el más terrible enemigo del tabaco cubano (...) Estudiar ese conflicto es penetrar en uno de los más profundos problemas sociales de Cuba, el de la propiedad de la tierra, en una fase muy trascendente de su historia" (Ortiz:433). No obstante, la oposición al cultivo del tabaco "lentamente iba siendo vencida" (Muñiz:50).

    A esta lucha se suma en 1717 la instrucción de Felipe V que ordena el estanco del tabaco por cuenta de la Real Hacienda "especialmente en las seis leguas del contorno de la dicha Ciudad de La Habana". El tabaco ofrecía altas ganancias a los traficantes y especuladores, todo lo cual movió al fisco español a obtener para sí las mismas. El gobierno "se reserva el derecho de comprar el tabaco que quisiera, con sujeción a una tarifa dictada por el mismo en la misma instrucción en que se ordenó el estanco. Para realizar las operaciones de compra y embarque del tabaco cubano, se creó una oficina en La Habana: la Factoría, con sucursales en Santiago de Cuba, Trinidad, Sancti Spíritus y Bayamo" (Portuondo:179).

    Entre los vegueros y negociantes del ramo el anuncio del estanco causó general disgusto, lo cual generó tres sublevaciones consecutivas: 1717, 1720 y 1723. En la última se ordenó ejecutar, por parte del Capitán General, a los apresados y colgar sus cadáveres de distintos árboles en los caminos reales para escarmiento público. De modo que, entre las postrimerías del siglo XVIII y los primeros años del XIX, se caracterizó la historia del tabaco cubano por las luchas entre vegueros y hacendados y las imposiciones del estanco y vigilia de la factoría. A ello se suma los hacendados que esperaban la oportunidad de convertir en "feraces cañaverales tierras que hasta entonces habían estado dedicadas a potreros" (Muñiz:231).

    En agosto de 1817 se conoce en La Habana el Real decreto de abolición del estanco del tabaco, firmado por Fernando VII. Según notas de Ortiz, en la circular de 1817 "está aclarado el fondo del problema; que los vegueros eran 'multitud de familias pobres', pequeños propietarios con posesión y titulo formal o hereditario de tierras en 'las márgenes de los ríos', sobre las cuales alegaban dudosos derechos ' los dueños de los fundos bañados por los ríos'; que existía entre los vegueros y los hacendados un conflicto social en el cual 'la autoridad debe interponerse protectivamente', no tan sólo para evitar graves males privados y públicos, sino por un interés económico supremo, para favorecer 'el cultivo de la primera clase de tabaco', pues 'sin el cuidadoso esmero de las familias pobres decaería la planta o no se lograría de tan exquisita calidad con las labores en grande, en las cuales no es fácil aplicar a cada mata una atención tan continuada y prolija". Y a continuación precisa: "Ahí está, en síntesis, el principal secreto de la exquisitez o 'primera clase' del tabaco cubano: el del cuidadoso esmero a cada mata, dado por familias pobres, con atención continuada y prolija en la pequeña vega. La gloria del tabaco habano se debe ante todo a las virtudes de su madre, que es la vega. El primer secreto del tabaco habano está en ese peculiarísimo y virtuoso complejo de planta, tierra, familia, pobreza, artesanía y tradición que en Cuba llamamos la vega". Y concluye: "No ha ocurrido esto así en las otras tierras de América donde el tabaco fue plantación capitalista desde su primera cuna, 'con las labores en grande" (Ortiz:447-448).

    La producción del tabaco cubano, con muchas variedades, satisfacía todos los gustos del mundo. El comercio no sólo "exhortó tabaco en cigarros, sino también torcidos en cuerda o rollos para la pipa, en panes o andullos para la mascada y el polvo para las narices. Y esos tipos industriales de tabaco tuvieron sus alternativas en los gustos de los consumidores. Así, por ejemplo, mientras en Francia predominaba el rapé, en Inglaterra se prefería la pipa, y en España el cigarro puro para los ricos y el cigarrillo, papeleta o pitillo para los pobres. El tabaco de Cuba surtía en sus manufacturas para satisfacer todos esos tipos, aun cuando su tipo más característico fuese el puro habano" (Ortiz:449).

    Hacia el siglo XVIII, mientras Inglaterra surtía a sus fumadores de tabaco de Virginia, Carolina y Maryland, en Europa "el tabaco habano fue gravado con más y más impuestos, y relegado para las personas opulentas, únicos que podían pagarse tan costoso lujo" (Ortiz:450). El comercio del tabaco se desarrollaba en medio de un doble contrabando: prohibido por España su libre exportación de Cuba, y prohibido su entrada por las naciones europeas debido a la producción propia o su estanco fiscal.

    A finales del XVIII el gobierno papal concedió al alemán Peter Wendier el derecho de fabricar en Roma bastoni di tabacco. Por su parte, en Francia se abrieron fábricas de cigarros según el modelo de Sevilla. El la Alemania de 1788, Schiottmann establece una fábrica de cigarros o tabacos puros en Hamburgo, con hojas que trae de Cuba. Con el tiempo, Hamburgo "llega a ser un gran centro del comercio tabaquero, que envía factores a La Habana y aquí arraigan abriendo almacenes de rama, fábricas de ricas vitolas y hasta casas de banca para financiar su negocio" (Ortiz:451).

    Con las guerras civiles españolas y las napoleónicas, sale victorioso el tabaco habano en suelo europeo. En esos años "España, cuyos monárquicos y absolutistas han solicitado una y otra vez la invasión de su país por tropas extranjeras, fue cruzada y recruzada por ejércitos ingleses y franceses, por los de Wellington, los de Bonaparte y los de Agulena, y los soldados retornaron llevándose con los laureles, heridas y recuerdos de sus campañas, la costumbre española de fumar los cigarros hechos en aquel país y sus colonias" (Ortiz:452).

    Con la vulgarización del uso del cigarro puro se extendió la costumbre del fumar en la calle. Se tomó por las autoridades absolutistas como "un signo revolucionario y de liberalismo contra la conservadora pipa, que prefería el ámbito cerrado, la quietud y la sedentariedad (...) Por eso fue prohibido por las viejas cortes absolutistas de Europa el fumar callejero, hasta que las revoluciones del 48 conquistaron para los pueblos ese nuevo 'derecho individual" (Ortiz:453).

    Hacia la década del treinta del siglo XIX se había establecido en La Habana otra industria que debe su desarrollo, precisamente, a la industria del tabaco. Nos referimos a la industria litográfica, la cual dio a conocer las marcas de tabacos, cigarros y picaduras que se producían en Cuba. Según asegura Muñiz, las "etiquetas por lo general van acompañadas de excelentes dibujos, firmados en su mayoría por Martín y por N. Méndez. Las correspondientes a las fábricas de tabacos son de tamaño grande, mientras las de cigarros son pequeñas, a lo más de dos pulgadas cuadradas; en algunas ocasiones, muy raras, se imprimían sobre papeles de colores azul, verde, amarillo, rosado, etcétera. El texto de las etiquetas correspondientes a las fábricas de tabacos está casi siempre en español e inglés y a veces también en alemán y francés. Cuando la fábrica o taller se encontraba situada fuera del recinto de la ciudad, esto se hacia constar. En las marcas pertenecientes a los tabacos suelen hallarse muy curiosos dibujos reproduciendo vegas, edificios y personajes célebres, mientras que en las de los cigarros predominan nombres y escenas típicos de la época, acompañando algunas de ellas versos en que se ensalza el producto y se incita al comprador para que lo adquiera. Dado que en la casi totalidad de dichas etiquetas consta la calle y el número en que estaban ubicados los respectivos talleres y fábricas, fácil resulta comprobar que unos y otras se hallaban diseminados por toda la Habana, lo mismo intra que extramuros" (Muñiz:265).

    Con el siglo XX se abre, para el tabaquero cubano, la era del Trust, de las huelgas y los rompehuelgas y de las reivindicaciones sindicales. Para la producción del tabaco se iniciaban los nuevos sellos de garantía que garantizaban la procedencia del tabaco cosechado en Cuba; de los comisionados que denunciaron las falsificaciones de los tabacos cubanos en los mercados de América, Europa y norte de África, así como la aparición de la fabricación mecánica del torcido.

    Según Ortiz, a medida "que triunfan las libertades ciudadanas y se aseguran las constituciones políticas, triunfa también el cigarro puro, coincidiendo con el advenimiento a Cuba del liberalismo económico que abre el puerto de La Habana a todas las naciones. Y es en ese ambiente de libre competencia industrial y mercantil cuando el tabaco habano, por plebiscito unánime de los pueblos, deviene el cetro imperial del mundo tabaquero. El tabaco habano es desde entonces el símbolo de la burguesía capitalista triunfadora. El siglo XIX fue la era del cigarro puro. Ahora lo va venciendo la democracia del popular cigarrillo. Pero cigarros y cigarrillos ya van siendo hechos a máquina, como a máquina se van reordenando las economías, las políticas, los gobiernos y las ideas. Acaso muchas gentes y pueblos, ahora vencidos por los poseedores de las máquinas, sólo puedan encontrar en el tabaco el único refugio transitorio para su personalidad oprimida" (Ortiz:453).

    La calidad internacional del tabaco habano desborda la pasión de estos dos eruditos de nuestra historia que tan de cerca hemos seguido: Fernando Ortiz Fernández y José Rivero Muñiz. Según el primero -y retomando palabras de un antropólogo- asegura que el tabaco, de procedencia americana es la más fundamental y difundida forma de placer, suave narcótico que ha hecho que la humanidad se conforme consigo misma más que con cualquier otro procedimiento conocido por ella en los últimos 5000 años (Ortiz:lll). Según el segundo, "aunque es innegable que el cultivo de esa planta se ha prolongado por todo el Orbe, también lo es que la cosechada en Cuba continúa siendo la de mejor calidad, más aromática y más apetecida por los fumadores del mundo entero" (Muñiz:346).

    Fuentes.

    Azcárate y Rosell, Rafael (1940): "Symposium on prehistoric agriculture". Revista de Arqueología, año II, no. 4, mayo.
    Colón, Cristóbal (1961): Diario de navegación. Publicación de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, La Habana, 221p.
    Ortiz, Fernando (1983): Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 484p.
    Pané, Ramón (1990): Relación acerca de las antigüedades de los indios. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 148p.
    Portuondo, Fernando (1974): Historia de Cuba.1492-1898. Instituto Cubano del Libro, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 599p.
    Rivero Muñiz, José (1965): Tabaco. Su historia en Cuba. Instituto de Historia, Academia de Ciencias de Cuba, La Habana, tomo I (245p.), tomo II (346p.).


    LINK.
     
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  3. Herbe

    Herbe Torpedo

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    RE: Un Poco de Historia

    Ya coloque los links, gracias por la informacion wow es bastente. jejeje mas informacion para la Base de Datos.
     
  4. Fausto

    Fausto Corona

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    RE: Un Poco de Historia

    Bueno...yo diria que tengo esa "costumbre reprobable" de hacer esa "ceremonia diaria" que ciertamente me trae "paz y me purifica el espíritu", gracias a los indígenas y a los españoles de aquella época que probaron el tabaco y les gustó. Que sería de nuestras vidas sin un buén puro/habano que nos reconfortara de vez en cuando?, gracias Herbe por el artículo, muy ilustrativo, un abrazo.
     

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  5. Silencioso

    Silencioso Robusto

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    RE: Un Poco de Historia

    Bien bien, me gusta la historia.

    Tambien me sorprendio el origen de la denominacion comercial Montecristo. ¿Saben cual fue la novela preferida (la que les gustaba escuchar) por los torcedores de aquella fabrica? ;)
     
  6. Pucara

    Pucara Torpedo

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    202
    RE: Un Poco de Historia

    sin un habano, Solo seria vida.



    buenos articulos.

    saludos.
     
  7. newnauzet

    newnauzet Maestro

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    Historia del Tabaco
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    El tabaco o planta del tabaco pertenece a la familia de las solanáceas. Su nombre científico es Nicotiana Tabacum y fue llamada Cohiba por los aborígenes. Es una planta herbácea, perenne, vellosa y de médula blanca, de raíz fibrosa, de grandes hojas alternas y lanceoladas, perfectamente aisladas, con abundante vena y, en general, no onduladas. La flor es hermafrodita, de color rojo púrpura, cáliz acampanado y corola tubular, cinco lóbulos. Es una planta de invierno, cuyo cultivo no comienza hasta Octubre y finaliza a principios de Abril. Se reproduce mediante plantones o planteles de unos 18 cm. que son suministrados normalmente por centros especializados. La planta crece rápidamente y alcanza en tres meses uns altura máxima de 1,70 a 1,80 metros, momento en que se le poda su brote mas alto para evitar su crecimiento y para lograr hojas mas fuertes. El fruto tiene forma de cúpula cónica con semillas menudas. De sus hojas se obtiene, una vez elaborado, el tabaco consumido hoy en el mundo. Es oriunda de América tropical y está estrechamente emparentada con otras plantas cultivadas comercialmente, como el tomate (Solanum lycopersicum) y la patata (Solanum tuberosum).
    Existen 64 especies de Nicotiana tabacum, 2 de las cuales: la Nicotiana rústica y la Nicotiana tabacum han mantenido estrecha relación con el desarrollo de la humanidad

    Aunque no es posible precisar con total exactitud el momento en que llegó a Cuba, sí puede afirmarse que esto ocurrió entre dos mil o tres mil años antes de Nuestra Era. Según algunas fuentes que he tomado de Internet, ver Bibliografía (**1), el tabaco podría tener su origen en las tierras de la cultura maya sobre el año 2000 A.C. abarcando los estados de Chiapas, Campeche, Yucatán, Guatemala y Honduras; eran excelentes marinos y comerciaban por todo el Golfo de México, incluyendo las islas del Caribe. De esta forma es posible que todas éstas islas tengan en común el tabaco de México, lo que denominaban los mayas como "CIKAR" que en maya significa FUMAR. La llegada de Colón y la difusión del tabaco al resto del Mundo revolucionó y universalizó el hábito de fumar.

    La primera descripción completa de la planta fue realizada en 1535 por Gonzalo Fernández de Oviedo, gobernador de Santo Domingo (La Española), en su Historia General y Natural de la Indias. Pero fue Nicolás Monardes quien divulgó las propiedades curativas del tabaco en su obra La Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (1565-1574), editada en Sevilla en 1580. Encabezando la segunda parte de esta obra, Monardes hace una rigurosa descripción botánica de la planta del tabaco.

    Francisco Hernández de Boncalo, médico de Felipe II, es enviado para estudiar las distintas plantas del Nuevo Mundo y especialmente las de carácter medicinal o con propiedades terapéuticas. Boncalo permanece allí desde 1770 a 1577 y escribe buen número de volúmenes (posiblemente 17) se pierden al ser devorados por las llamas en incendio del Monasterio del Escorial en 1671. Solamente conocemos parte de su obra gracias a dos obras providenciales: un compendio publicado en 1625 que Felipe II encomienda a otro médico de la Corte, el napolitano Nardo Antonio Rechi: Rerum Medicarum Novae Hispaniae y otra obra mas extensa que se publica en 1615 por Francisco Jimenez (discípulo de Boncalo), se trata de Quatro libros de naturaleza y virtudes de los árboles, plantas y animales de la Nueva España. En ambos se describen propiedades terapéuticas del tabaco en el tratamiento diversas enfermedades, por ejemplo el asma. Boncalo sembró por primera vez tabaco en tierras situadas en alrededores de Toledo, denominadas cigarrales, porque solían ser invadidas por plagas de cigarras. Por este motivo algunos historiadores piensan que el nombre de cigarro tal vez provenga de que fue en los cigarrales de Toledo donde por primera vez el tabaco vio la luz en el Viejo Mundo.

    EL DESCUBRIMIENTO DEL TABACO POR LOS EUROPEOS
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    En el amanecer de del 12 de octubre de 1492, en un lugar cercano al litoral Nordeste de la actual Cuba, el Almirante Cristóbal Colón tomó por primera vez contacto con el Nuevo Mundo en una isla a la que los Indios llamaban Guanahani, bautizando el lugar como la Isla de San Salvador. Guanahani es una de las islas del archipiélago de las Bahamas (las antillas mas orientales) denominada Watling hasta 1925, momento en que se volvió a llamar San Salvador en honor de Colón. Sin embargo la identificación exacta de esta primer isla a la que llegara Colón en su primer viaje ha sido y sigue siendo materia de fuerte debate hasta nuestros días. En 1986, sin embargo, la National Geographic Society sustuvo que Cayo Samaná (Samana Cay) era el sitio más probable del primer desembarco de Colón, y por lo tanto de la ubicación de la isla llamada Guanahani.

    La isla estaba habitada mayoritariamente por el pueblo Lucayo o Taíno; Colon es muy bien recibido por los indios, recibiendo ofrendas en forma de frutos y unas hojas secas que fueron tiradas por la borda porque los españoles no entendían aún su valor. Dice Colón en sus crónicas del viaje, que han llegado hasta nosotros a través de transcripciones del padre Bartolomé de las Casas : los nativos nos trajeron frutas, lanzas de madera y ciertas hojas secas que emitían una fragancia especial. No demasiado contento con lo encontrado, tomó rumbo directo hacia Poniente sin detenerse en otras pequeñas islas que divisaba.

    Localización de los desembarcos de Colón en su primer viaje a América (descubrimiento).
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    Cristóbal Colón, que según la carta de Toscanelli buscaba pistas sobre Cipango; iba en pos de las Indias Orientales del Gran Khan, alentado por las leyendas descritas en los libros sobre el Catay y se disponía a buscar al Gran Khan. En el anochecer del 27 de Octubre avistó una enorme costa. Había recorrido 17 leguas desde que dejó los cayos de las Bahamas y había descubierto la isla de Cuba. Al amanecer del día 28, presumiblemente durante las primeras horas de la mañana, arribaba a su primer puerto cubano, que nombró San Salvador.
    Hay diferentes teorías (ninguna suficientemente probada) sobre su posible ubicación y que son: la Bahía de Gibara, la bahía de Bariay, ambas cercanas y ubicadas en la provincia de Holguín, y algo mas al Oeste la Bahía de Puerto Padre, también en la provincia de Holguín.
    Parte con sus naves el 29 de Octubre y llega, costeando, a su segundo lugar de desembarco en la Isla, que el mismo Colón denomina Rio de Mares y que se cree está localizado cerca de la actual ciudad de Manatí, a unos 30 Km. de la bahía de Puerto Padre. El lunes 12 de noviembre se ponen nuevamente a la mar y abandonan Río de Mares y Cuba definitivamente, pues Colón no regresaría jamás por estas costas.

    Pues bien, en algún momento de su estancia en Cuba (su San Salvador), Colón decide enviar a dos de sus hombres con la misión de contactar con el Gran Khan y entregarle unas cartas de los Reyes Católicos; estos fueron Rodrigo de Xerez como embajador y hombre de confianza, acompañado del judío converso Luis de Torres como intérprete, pues, además de castellano, sabia hebreo y árabe. Parten ambos pero no logran su objetivo, no obstante contactan con los habitantes de algún pueblo cercano, regresando con los primeros datos y descripciones sobre el descubrimiento del tabaco y de su uso o la forma de fumarlo. Un poco mas abajo, en esta misma página, se incluye un breve texto de las crónicas del viaje, transcritas por el Padre Bartolomé de las Casas.

    El 5 de diciembre de 1492 descubre la isla de Santo Domingo. Fue precisamente en su costa atlántica norte, en la zona que llamó Puerto Plata por el color de sus aguas, donde se hundió la embarcación Santa María, en la Nochebuena de ese mismo año. A la nueva tierra se le asignó el nombre de La Española; con los restos de la infortunada carabela se construyó un fuerte al que llamaron La Navidad. Cristóbal Colón dejó 48 hombres en el fuerte al mando de Diego de Arana y puso la Pinta rumbo de regreso a España. El 10 de diciembre de 1943, en su segundo viaje, regresó al fuerte y lo encontró destruido. Entonces reconstruye el fuerte y funda la primera ciudad del recién descubierto continente americano a la que llamó La Isabela, en honor de su reina Isabel.

    Podemos decir que Rodrigo de Xerez, español e ilustre Ayamontino nacido en el barrio de la Villa, fue el primer fumador europeo y aunque obviamente no pudo culminar el encargo de Colón de entrevistarse con el Gran Khan, tiene el honor de ser el descubridor del tabaco y la manera de utilizarlo tal como lo conocemos. Cuenta la historia que fue sorprendido por su esposa María fumando encerrado en una habitación; ella misma le acuso ante la Inquisición de echar el demonio por boca y narices y por ello fue encarcelado, pasando diez largos años en prisión.

    LOS INDIOS TAINOS Y LA CEREMONIA DE LA COHOBA.
    Todos los indios de las Antillas se han extinguido, pero aún se encuentran restos de sus armas, de los utensilios que usaban y de algunas otras cosas, en los lugares donde habitaban. El hecho de que los restos encontrados puedan agruparse en tres clases distintas, prueba la existencia en lo antiguo de las tres clases de indios: taínos, caribes y siboneyes.
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    En Cuba se han encontrado muchos restos pertenecientes a los taínos y los siboneyes, y muy pocos atribuidos a los caribes. En las islas Bahamas, Haití y Jamaica, se han hallado muchas cosas de los taínos y pocas de los caribes. En Puerto Rico se han encontrado muchos objetos taínos, pero los caribes abundan también. En cambio, en las Antillas Menores se han descubierto objetos taínos y caribes, pero los de origen caribe son mucho más abundantes.

    Los tres tipos de indios de las Antillas no estaban representados en Cuba. Los taínos se hallaban extendidos por toda la Isla. Los caribes se cree que realizaban incursiones en las costas del extremo oriental, cerca de Maisí, pero que no llegaron a establecerse en ella. En cuanto al tercer grupo, hay ciertas dudas sobre si los guanacabibes y los siboneyes eran la misma gente.

    Pues bien, los indios tainos, que significa "los buenos" en lucayo, que Cristóbal Colón conoció en su primera expedición era un pueblo pacífico que vivía en pequeños grupos en chozas cónicas de madera y fibra trenzada, poseían un nivel cultural superior al de los restantes aborígenes antillanos, si bien los taínos nunca fueron una civilización comparable en desarrollo a otras culturas como la Maya, Azteca o Inca. Se comunicaban con el otro mundo mediante una complicada ceremonia que llamaban cojiba, cojoba o cohoba y jugaba un papel muy importante, pues estaba íntimamente ligada a una dimensión de cohesión política y social.

    Consistía en absorber por la nariz polvos alucinógenos de una semilla denominada Anadenanthera Peregrina a través de un tubo llamado tobago en forma de "Y" insertando el extremo de cada horquilla en un orificio nasal. La cohoba era el rito que posibilitaba la comunicación sensorial entre los seres humanos y los espíritus o fuerzas sobrenaturales a las que denominaban cemíes. La ceremonia la llevaba a cabo el behique (experto en rituales) o el cacique, a petición del cemí, quien inhalaba en estado de ayuno el polvo obtenido después de secar las semillas alucinógenas, a través de un pequeño objeto hecho de largos huesos de pájaro. El behique entraba así en un estado de alucinación que le permitía comunicarse con el cemí, que se manifestaba mediante formas naturales (árboles, rocas, etc). El cemí informaba al cacique de su nombre, alcurnia, rango y género, así como de su forma física y corporal. De este modo, la roca o el madero se labraba siguiendo las instrucciones que el behique recibía del cemí en estado de trance. Es así como los artesanos taínos creaban sus ídolos en madera.
    La cohoba era realizada primero por el jefe de la tribu, siendo observado solemnemente por el resto de los asistentes y finalizado el acto, inmediatamente el resto imitaban al cacique, quedando todos en un estado de alucinación o embriaguez. El jefe recitaba los mitos del origen de la tribu y recordaba que los hombres "no se pueden casar con animales o humanos y tenían que buscar cónyuge fuera del clan". Es muy probable que la ceremonia de la cohoba se realizaría también con polvo de hoja de tabaco.

    Se cree que la palabra tabaco dado a la planta pudiera proceder (equivocadamente) del tubo en forma de "Y" anteriormente citado, que los indígenas tainos usaban para aspirar el humo, que denominaban tobago.

    El arqueólogo García Goyco, dice en una conferencia titulada "Los fosfenos del ritual de la cohoba": « Es en la década de los 1970, a propósito de estudios sobre el consumo de LSD, cuando se comienza a estudiar el uso de alucinógenos entre los indios llegándose a afirmar que para comprender a los taínos hay que saber cuales son los efectos de la cohoba. Los indios no veían esto como un alucinógeno, sino como una planta mágica para ponerse en contacto con sus ancestros ».

    Iñaki Estívaliz (San Juan, 28 mar - EFE) cita: « El consumo de alucinógenos entre los indios del Caribe, lejos de ser un problema de salud pública como el uso de drogas en las sociedades occidentales contemporáneas, era el método con el que los chamanes alertaban a su clan contra el incesto o la zoofilia ».

    El padre Fray Bartolomé de las Casas
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    Multitud de cronistas citan descripciones de este primer contacto entre nuestro ilustre ayamontino D. Rodrigo de Xerez y el tabaco o cojiba. Una de las mas bonitas es de las crónicas del viaje, transcritas por el Padre Bartolomé de las Casas, y dice así:

    « Hallaron estos dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaban a sus pueblos mujeres y hombres siempre los hombres con un tizón en las manos y ciertas hierbas para tomar sus sahumerios, que son unas yerbas secas metidas en una cierta hoja seca también a manera de mosquete, hecho de papel de los que hacen los muchachos la Pascua del Espíritu Santo; y encendido por una parte de el, por la chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo: con el cual se adormecen las carnes y casi emborracha, y así dicen que no sienten el cansancio ».

    También, el mismo Padre de las Casas fue la primera persona que condeno el tabaquismo en su Historia General de Indias de 1520:

    El rey Jacobo I de Inglaterra
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    « Españoles conocí yo en esta isla española que los acostumbraron a tomar (refiriéndose a los sahumerios producidos por "tizones" o "mosquetes") que siendo reprendido por ello diciéndoseles que aquello era vicio, respondían que no era en su mano dejarlos de tomar. No se que sabor o provecho hallaban en ellos. ».

    No obstante el primer gran detractor del Tabaco fue el rey Jacobo I de Inglaterra que en 1604 aumento el impuesto sobre el tabaco y edito su Diatriba contra el su contra, donde decía:

    « Gran vanidad es, y aun menosprecio de los dones del Creador, corromper deliberadamente con un humo hediondo la frescura del aliento de sus criaturas"; y mas adelante señala al hábito de fumar como: "Una costumbre repugnante a la vista, odiosa para el olfato, dañina al cerebro, peligrosa para los pulmones, y muy semejante por su humo negro y apestoso al humo estigio del Infierno ».

    Como era lógico, también la Iglesia condeno al consumo del Tabaco, siendo el Papa Urbano VIII quien dictó una Bula excomulgando a los que usaran el tabaco dentro de la Iglesia, pues los eclesiásticos tomaban rape (polvillo de tabaco aspirado por la nariz) mientras celebraban la misa.

    CRONOLOGIA
    a.d.c. - Se tienen noticias del fumar (no sabemos si Tabaco) desde tiempos remotos, por ejemplo, según el historiador griego Herodoto, los babilonios, los escitas y los tracios también "fumaban" cáñamo indio.

    1492 - Rodrigo De Jerez y Luis de Torres vieron fumar por primera vez. Aparentemente los nativos hicieron rollos de hojas de palma y maíz a la manera de un mosquetón hecho de papel, con tabaco dentro. Uno encendía un lado y bebía el humo que echaba el otro. A su vuelta a España Jerez adoptó este hábito y lo introdujo en Ayamonte. El humo que lo rodeaba asustó a sus vecinos: la Inquisición lo encarceló por sus hábitos paganos y diabólicos acusado de brujería, ya que sólo el diablo podía dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca. Cuando fue liberado siete años después la costumbre de fumar se había extendido.

    1531 - Primeros cultivos en Santo Domingo (pasaron 50 años antes de que se hiciera la primera plantación en Cuba).

    1550 - LLegan las primeras semillas de Tabaco a España y Portugal. El tabaco inicia una vida europea en los jardines de los palacios cuidada y estudiada por los médicos de la corte y este vínculo con la realeza mejoró en gran manera su reputación. Los cortesanos se apresuran a imitar la monarquía y se pelean por plantarlo en su propia residencia, pues si los Reyes lo hacían ellos tenían que hacerlo.

    1560 - Juan Nicot, embajador de Francia en Portugal reinando Carlos IX, conoció a Damián de Goez que llevaba la planta a la Corte de Catalina de Médicis. Parece ser que Nicot curó a un paje de la reina afligido de varias úlceras aplicando hojas de tabaco sobre ellas y curando milagrosamente. Es esta corte la primera en usar el tabaco en polvo (también se fumaba en pipas o zorullos), así como para la curación de las heridas y úlceras de las piernas. Así, la planta toma sus nombres, pasándose a llamar durante un tiempo: nicotina, mediccee o hierva Medicis y catherinae. También de Juan Nicot se toma el nombre para denominar nicotina al alcaloide contenido en el tabaco.

    1559 - Por orden de Felipe II, Hernández de Boncalo, médico de cámara del rey es enviado a México para estudiar las plantas de aquellos parajes y en especial las que tuvieran algún carácter curativo, entre ellas estudia el Tabaco.

    1565 - El Tabaco recibe un gran impulso gracias al médico sevillano Nicolás de Monardes, que en su obra Historia medicinal de las cosas que se traen de Nueva España describía y elogiaba las portentosas propiedades curativas del tabaco, convirtiéndolo casi en una panacea para casi todo: males del cerebro humano, del pecho, podredumbre en la boca, malestar de los órganos internos, mal aliento, piedra en el riñón, lombrices, dolor de muelas, mordeduras, heridas, etc...

    1573 - Los portugueses llevan el tabaco al Japón, pasando posteriormente a China y Filipinas.

    1580 - El tabaco llega a Inglaterra de la mano del navegante sir Francis Drake al regreso de su último viaje 1580 a Inglaterra donde fue recibido triunfalmente y aclamado como el primer inglés que había circunnavegado el mundo (después del español Sebastian Elcano). El explorador inglés Walter Raleigh inició en la corte isabelina la costumbre de fumar el tabaco en pipa.

    1604 - Jaime I de Inglaterra eleva los impuestos sobre el tabaco un 4000% aunque poco después se arrepiente dados los perjuicios económicos que provoca.

    1606 - La imposición de la Corona de España, de que el tabaco al igual que otros productos solo podía exportarse a través de determinados puertos (Santo Domingo entre ellos), provoca la aparición de un creciente contrabando con ingleses, franceses y holandeses que ofrecían mejores condiciones en la secada. Consecuencia de ello, Felipe III mediante una cédula de 26 de Agosto ordena un decreto bajo el cual ordena la prohibición de la siembra por 10 años en varios sitios, entre ellos Cuba, Santo Domingo, Venezuela y Puerto Rico. Parece ser que la medida pretendía que los nativos se dedicasen a trabajar en las minas de oro y otros tipo de cultivo que se consideraban más rentables para la corona.

    1610 - En Inglaterra, Sir Francis Bacon informa de que el uso del tabaco va en claro aumento y ya avisa de su uso crea hábito, dice: Es una costumbre que luego resulta difícil el dejar de fumar.

    1612 - El tabaco se cotiza en Inglaterra (en 1599 una libra de tabaco costaba mas de $ 120) y , desde se fomenta las plantaciones de Tabaco; así John Rolfe, casado con la famosa reina india Pocahontas, lleva semillas de tabaco antillano a Virginia. En 1631 se plantaría en Meriland. Inglaterra pretendía con ello romper el monopolio de tabaco de España.

    1614 - Felipe III a la vista de los escasos éxitos del decreto de 1606 y deroga el decreto, autoriza la siembra libre y dispone que todo el tabaco producido en el Nuevo Mundo sea transportado a Sevilla donde se centralizará su elaboración y comercialización. También impone pena capital para los contrabandistas y graba la introducción del tabaco con los primeros impuestos. Se establecen en la Habana molinos para la producción de tabaco en polvo dado la generalización del consumo de "rape" en Europa.

    Real Fábrica de Tabacos de Sevilla
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    1620 - Empieza a funcionar en Sevilla como una iniciativa privada la primera fábrica de tabacos española bajo el nombre de La Real Fábrica de Tabacos de Sevilla. Como resultado de distintas reformas y ampliaciones, en 1757 se inauguraría oficialmente un nuevo edificio (hoy sede de las oficinas de la Universidad) que se convertiría en la mayor construcción industrial del momento. Por orden cronológico, a Sevilla le siguen otras fábricas como Cádiz en 1730, Alicante en 1801, La Coruña en 1804, Madrid en 1809, Valencia en 1828 (antigua aduana), etc... Las considerables ganancias que produjo desde sus inicios sugirieron la conveniencia de estancarla.

    1636 - En Octubre de 1633, el rey aceptaba la propuesta de Arrendamiento del Estanco del Tabaco en 50.000 ducados. y el 10 de diciembre se aprobaba una Real Cédula por la que se traspasaba dicho arriendo a D. Antonio Soria. Sería el antecedente más temprano de la instauración del monopolio. Las rentas de dicho monopolio se destinaban a obras públicas y objetivos sociales y culturales. Se establece el estanco del tabaco en Castilla y Aragón, y la fábrica de Sevilla queda como único centro productor de las diferentes labores, es decir, manufactura de cigarros y polvo.

    1638 - Ya en esa fecha había extendido el cultivo de tabaco hasta provocar una crisis de precios acaecida en la medida en que las nuevas colonias, tanto las del Caribe como las del continente norteamericano (sobre todo Virginia) comenzaron a producir tabaco de forma abundante, lo que produjo una crisis de sobreproducción y provocando una bajada de los precios. Aunque a ser verdad, la producción cubana de una calidad muy superior al de Virginia no fue afectada y siguió creciendo sin bajar su precio.

    1660 - Carlos II de Inglaterra introduce en su país la práctica de aspirar o esnifar tabaco en polvo, que se extiende como moda entre la aristocracia.

    1684 - Una instrucción de 1684 establece la Administración Directa de la Renta del Tabaco por la Real Hacienda. El primer artículo estipulaba que la Fábrica de Sevilla, única autorizada desde ese momento, sólo podía utilizar tabacos de La Habana y de Trinidad de La Habana, Trinidad de la Guayra, Puerto Rico y Santo Domingo. En la Península queda expresamente prohibido su cultivo. En el segundo, se prohibía la venta de cualquier tabaco ajeno al de los lugares citados y disponía que el que existiera “de otra calidad, así de naturales como de extranjeros”, se sacara del Reino en un periodo de cuatro meses.
    No cabe duda de que con esta instrucción la Corona Española pretendía proteger la producción de tabaco caribeña, pero tuvo una corta vida de apenas un año, pues al cabo de ese periodo se volvió a la práctica de arrendar los expendios. No obstante, el intento sirvió para situar a la fábrica de Sevilla como único centro productor de tabacos en la Península.

    1701 - Una vez llegados los Borbones al trono español en la figura de Felipe V, pusieron en práctica su ya conocido centralismo devolviendo la Administración del Estanco a la Real Hacienda mediante la Real Cédula del 9 de abril de 1701 y reiniciando un proceso que, en esta ocasión, no tendría retorno. Determinados a reforzar el negocio tabacalero, en ese mismo año redactaron instrucciones para la Administración de la Renta, emitieron disposiciones antifraude y tomaron medidas para garantizar las compras en La Habana. El papel de la Fábrica de Sevilla quedó reforzado como eje de la Renta.
    De como esta medida proporcionó grandes beneficios a la Corona bastan algunas cifras: en 1702 la Renta del Tabaco aportaba ya el 14.3% de los ingresos netos recaudados por la Corona de Castilla, y en 1713 el 24.9%, más que cualquier otro ramo individual. Un año más tarde en 1714 su aportación superaba la tercera parte del total de ingresos por concepto de rentas.
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    1717 - Continuando con esta política, el 11 de abril de 1717 se promulga otra Real Cédula, mediante la cual se disponía que todo el tabaco producido en Cuba fuera comprado por cuenta de la Real Hacienda para el abastecimiento de la fábrica de Sevilla. Desde ese momento, la Monarquía Española ejerció control efectivo sobre todos los negocios asociados al mundo del tabaco, obligando a los cosecheros a vender toda su producción a los funcionarios estatales, creándose a tal efecto la Real Factoría de Tabacos de la Habana. En dicho documento se citan las dos preocupaciones fundamentales del Estado español con respecto al tabaco, que no eran otras que el abastecimiento de la península y la competencia del comercio extranjero. Durante el siglo anterior la Renta del Tabaco había crecido de forma considerable en la metrópoli, debido al aumento del consumo y a las mejoras introducidas en la administración. Pero antes de la década de 1720 esa situación comenzó a tocar techo. Frente al aumento de la demanda, la respuesta de la oferta no fue lo suficientemente elástica, el contrabando, a su vez, era grande, tanto en la península como en Cuba, principal fuente de los suministros. Todo ello ocasionaba una escasez continua de hojas en las Fábricas Reales, afectando el abastecimiento peninsular.

    1740 - En 1731 se establece la Universal Administración de la Renta del Tabaco en la metrópoli y en 1740, las Instrucciones y reglas universales para el mejor gobierno de la Renta del Tabaco confirmaron esa situación. Esta centralización comercial ha pasado a la historia con el nombre de Estanco del Tabaco, quedando aún en nuestros días la denominación de estanco para aquellos establecimientos dedicados a su venta minorista. Fue el comienzo de un complejo sistema de Monopolios, que comienza por éste de 1740 llamado Estanco Peninsular y que se extendió por todo el Imperio (1760 Estanco de Cuba, 1752 en Lima, 1753 en Chile, etc...). En ese año se funda la Real Compañía de Comercio de La Habana.

    1760 - Un año después de la llegada al trono español de Carlos III, se establece el Estanco de Cuba y la 2ª Factoría del Tabaco de La Habana. Su misión principal era comprar la totalidad del tabaco cosechado en la Isla y almacenarlo en La Habana. Se esperaba que esto fuera una forma de combatir el contrabando y de garantizar que las fábricas sevillanas estuvieran siempre bien abastecidas. En 1762 los ingleses ocupan parcialmente la isla de Cuba y en concreto la Habana durante un año y el Estanco Cubano se suspende temporalmente durante un año.

    1778 - El monarca español Carlos III, a la vista de la decadente economía del tabaco y de la caña de azúcar, decreta la liberalización del cultivo y comercio del tabaco en toda Cuba. No obstante, las guerras con Inglaterra y Francia entorpecieron mucho la navegación entre España y sus colonias, truncando en gran medida las favorables expectativas de esta decisión. Estas medidas estimulan la producción de tabaco y da esperanzas y expectativas a los tabaqueros y pequeños productores. A partir de estas medidas, la Isla contó con una continua fuente de dinero, que además de sostener las operaciones de la Factoría y garantizar la compra de la totalidad de sus cosechas, estimuló decisivamente la economía cubana.

    1781 - Entre 1772 y 1781 se construye en la Habana, a orillas de la bahía y junto al Real Astillero, el primer edificio de Cuba destinado al tabaco mas conocido por el Cuartel de San Ambrosio (después Hospital del mismo nombre a partir de 1843), en donde se ubicará la sede de la Real Factoría del Tabaco de la Habana. Su finalidad era almacenar, clasificar y procesar la hoja del tabaco antes de ser exportada a Sevilla, así como sede de la Administración Central del Monopolio. Fue una obra monumental diseñada por el ingeniero militar Silvestre Abarca, constructor de la fortaleza de La Cabaña, que aún se conserva al sur de la bahía habanera. Consistía en un gran almacén con salas para clasificar las hojas por su calidad, con un amplio patio y azoteas que permitían secarlas.

    1816 - 1817 - A partir de 1811, el estado español inicia una serie de disposiciones que culminarían el 24 de abril de 1816 con la inhabilitación de la Factoría de Tabacos de la Habana, y finalmente con la derogación del Estanco del Tabaco, oficialmente mediante el Real Decreto de 23 de junio de 1817. Las colonias y en concreto Cuba se libraban del tan odiado Monopolio y podrían vender sus productos no solo en España sino a cualquier país extranjero.

    1824 - El tabaco disfrutó muy poco tiempo de libertad de comercio, pues del Decreto anterior fue derogado en 1823 y, por Real Decreto de 16 de febrero de 1824, Fernando VII restableció la Renta de Tabacos. En este Decreto se dice textualmente: “siempre será cierto que los valores de la Renta del Tabaco están en proporción de sus precios y de la vigilancia y actividad de los resguardos destinados a alejar los perjuicios del contrabando y a mantener las leyes del estanco". Así, en dicho decreto dispuso en su artículo 7: “se organizara prontamente un Resguardo, tanto de mar como de tierra, que persiga con celo y actividad el contrabando”.
    No obstante, los aires liberales de la Revolución Francesa en toda Europa y Norteamérica corren también por la vieja metrópoli española y sus colonias. Por poner un ejemplo, en Cuba en 1820 se empieza a notar la abolición del estanco y ya comienzan a proliferar pequeñas empresas dedicadas a la elaboración de cigarros y cigarrillos, que con el transcurrir del tiempo se convertirían en importantes empresas tabaqueras.

    1833 - 1845 - Las imparables corrientes liberalizadoras del comercio unido a la siempre reconocida calidad del tabaco cubano, hace que se produzca un incremento espectacular de la exportación de cigarros elaborados en la Isla. Al principio se envasan a granel, en grandes cantidades en cajones de madera con 5.000 o 10.000 cigarros; pero aumentan los fraudes y las falsificaciones, por lo que se opta por empaquetarlos en menores cantidades (50 o 100 unidades) en pequeños mazos o en cajas de madera de cedro. Dado que la industria litográfica había alcanzado por entonces una gran calidad y perfección, se opta por incorporar en el interior de dichos envases bellas etiquetas o estampas litografiadas, al objeto de aportar mayor garantía y seguridad, además de mejorar su presentación. Aparecerían primeramente las marquillas cigarreras (en cajas de cigarrillos) y las habilitaciones (en las cajas de cigarros puros); mas tarde, en la segunda mitad del siglo, aparecen las primeras vitolas o anillas.

    1868 - La guerra de los 10 años o la primera guerra de independencia cubana contra el estado español propicia la emigración a los Estados Unidos de un numeroso grupo de trabajadores y pequeños empresarios tabaqueros, el destino fue en concreto a las incipientes tierras tabaqueras de Cayo Hueso (Florida), conocido como Key West. Las fábricas así creadas elaboraban sus cigarros con materiales de enorme calidad importados de Cuba; así fue como, en muy poco tiempo, Cayo Hueso extendió su actividad alcanzando en 1890 los 18.000 habitantes (12.000 de ellos dedicados al tabaco).

    1887 - Por Real Decreto de 20 de Febrero de 1.844 se promulgan las bases del Arrendamiento de la Renta de Tabacos, siendo la Ley de 27 de Abril de 1887 la que establece las bases para la adjudicación del arrendamiento, privatizándose la gestión y mejorando, por consiguiente, los costes de producción. Finalmente se consolida definitivamente la Compañía Arrendataria de Tabaco C.A.T. que, con la finalidad de gestionar el Monopolio, subsistió hasta 1944.

    1881-1890 - El americano James Bonsack inventa una máquina para fabricar cigarrillos de forma automatizada. En 1885 Washington Duke llega a un acuerdo con la Compañía de Bonsack, que ya había perfeccionado su nueva máquina, para arrendar su invento y usarlo en sus factorías. A finales de enero de 1890 las cinco mayores empresas tabacaleras de los Estados Unidos se unen para formar la mayor empresa de fabricación de tabaco del mundo, La American Tobacco Company, presidida por el hijo de W.Duke, James Buchanan, que pasa a dominar el mercado del tabaco en los Estados Unidos y ser uno de los principales proveedores de tabaco a Europa y Asia durante casi veinte años, monopolizando la producción de todos los productos del tabaco a excepción de los cigarros puros, cuyo máximo exponente de calidad sigue siendo Cuba. Comienzan las grandes campañas publicitarias para comercializar estos nuevos y baratos objetos de consumo (los cigarrillos) producidos en grandes cantidades

    1890 - 1910 - Aunque hay expertos cualificados que amplían el periodo: 1875 por abajo y hasta 1940 por arriba, los 20 años citados representan la producción de las vitolas de mayor calidad artística y por tanto las mas preciadas. Este periodo es considerado por los expertos como la era o época dorada de la vitolfilia. Empresas privadas, personalidades, casinos, clubs náuticos, clubs deportivos, navieras, y un largo etcétera se honraban en regalar a sus amigos, miembros o invitados los mejores cigarros puros de las mas distinguidas marcas tabaqueras del momento; la vitola era un complemento o adorno que distinguía y daba un toque exclusivo y personal al cigarro; por ello, en muchas ocasiones, se pedía a la marca el anillado con vitolas especialmente realizadas para el club, la empresa o el personaje en particular.

    1939 - La segunda guerra mundial significa un punto álgido en el consumo de tabaco. Los cigarrillos forman parte de las raciones diarias de los soldados. Fumar es la moda; está bien visto por todos; es un hábito distinguido y exclusivo de la sociedad. El cigarrillo avanza sobre el cigarro puro.

    1950 - El científico norteamericano Morton Levin publica un artículo científico en el que por primera vez se demuestra la correlación entre el hábito de fumar y cáncer de pulmón. Primera señal de aviso y comienzo de las campañas antitabaco. A partir de ese momento van a sucederse una serie de normas y prohibiciones hasta llegar a la situación actual: prohibición de la venta de tabaco a menores, campañas antitabaco, prohibición cada vez mas general de fumar en sitios públicos, etc...

    Saludos a todos
     
    Última modificación por un moderador: 15 de Septiembre de 2014
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  8. Pablo Javier Sevilla

    Pablo Javier Sevilla Aprendiz

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    Espectacular...!
    Gracias Antonio!!!
     
    A ventifacto y newnauzet les gusta esto.
  9. Guevarita

    Guevarita Administrador Miembro del Equipo Moderador

    Mensajes:
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    Origen de la palabra cigarro

    Esto es muy interesante porque yo siempre supuse por intuición que el origen de la palabra "cigarro" provenía de las similitudes de este manojo de hojas marrones enrolladas con el insecto llamado "cigarra", "cigarro" o "cigarrón". La verdad es que nunca me había planteado ni imaginado otro posible origen. Y "conociendo" por sus crónicas a los españoles de la época y su habitual tendencia a denominar todo aquello novedoso con nombres de animales o cosas ya conocidas aunque el parecido fuera lejano o vago, pues la verdad es que yo personalmente sí que creo más en la teoría del parecido con la cigarra.

    Veamos lo que dicen los diccionarios, enciclopedias y varios sabios.

    El DRAE y el María Moliner dicen que proviene del maya Siyar.

    La Enciclopedia Espasa-Calpe atribuye el origen a la caprichosa comparación con el cuerpo del insecto.

    El diccionario de Gómez Silva: "quizás del maya sik'ar 'fumar', de sik 'tabaco, cigarro puro, pipa'.

    Joan Corominas dice que su origen es incierto pero que quizás el origen se deba a la similitud con el insecto.

    El antropólogo cubano Fernando Ortiz Fernández en su obra Contrapunteo Cubano del Tabaco y el Azúcar publicado en 1940 se inclina totalmente con una gran explicación por el parecido con la cigarra y localiza el posible nacimiento del error (según él) de atribuir a la lengua maya el vocablo "cigarro". Me parece una de las explicaciones más acertadas de las que he leído y por ello creo que así fue.
    Aquí puede verse su explicación, la cual para mi es perfecta:

    http://books.google.es/books?id=cfF...snum=7#v=onepage&q=etimología cigarro&f=false

    El mexicano Amando Farga, en Historia de la comida en México publicado en 1968 le da origen al cigarro en el vocablo "xigar" con el significado de "chupar" o "sorber".

    A lo largo de los años a "siyar", "xigar", "sik'ar", "xic-qar", etc. curiosamente se le ha ido otorgando múltiples significados como "chupar", "hojas de tabaco", "hojas enrolladas", o incluso ya directamente "fumar" según uno mire las fuentes, evolución que a mi personalmente no me inspira demasiada confianza.

    En cualquier caso, lo que sí es cierto hoy por hoy es que no se sabe con certeza el origen de la palabra "cigarro". ¿Qué opinan o saben ustedes?

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    A Don Gumaro, aluxebalam, Jerry-- y 13 otros les gusta esto.
  10. Anwar C.

    Anwar C. Epicur

    Mensajes:
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    RE: Origen de la palabra cigarro

    Siempre habia tenido curiosidad por saber el significado de la palabra cigarro, gracias por el articulo...
     

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